martes, 21 de noviembre de 2017

imágenes paganas




Qué cosa las imágenes paganas, reales o inventadas.  ¿Veis? ¿Veis esas manos cruzadas como las alas de un pájaro en el aire? Y las flores, las calaveras de animales grises como la piedra, el cuchillo de mango blanco, la capa roja y blanca, las mujeres también de blanco, el fondo de imposible luz morada... Todo eso es, quizás ya lo hayáis adivinado, una boda, sí, y además es una boda vikinga, y no hay anillos en esta boda, no, lo que hay es ese cuchillo de mango blanco, que en breve estará empapado de sangre roja, la sangre de algún buey, eso no lo vemos, tan solo lo oímos, un mugido y el cuchillo reaparece cubierto de sangre, y luego el cuchillo entre la mano de ella y la mano de él, el metal y la sangre en lugar de los anillos, ya está, ya están casados, qué ritual, no sé si será real o inventado, si alguna vez alguien se casó así en algún lugar que no fuera una película italiana de vikingos de los sesenta, ese mundo extraño, ese mundo paralelo, ese mundo de cartón piedra, ese mundo de imágenes y de rituales. Quizás sea así en todas las películas paganas, las películas del paganismo lejano en el tiempo y las películas del paganismo lejano en el espacio, el mundo de las aventuras es un mundo lleno de rituales, aquí hay coronaciones, ejecuciones precedidas por un baile, siempre es ocasión para algún baile con espadas, y también una votación a base de hachas, qué votación, de veras, miradlo. Imaginar una sociedad parece que siempre es imaginarle sus rituales y sus dioses, ocasiones para bailes, desfiles y colores, para estatuas y templos, todo un mundo paralelo, que quiere ser al mismo tiempo extraño y reconocible en su extrañeza, rituales en los que casi siempre está en juego, mientras se baila y se desfila, la vida y la muerte, bodas de sangre, claro, este es un mundo de sangre, y también es un mundo de flechas, casi todo, para bien y para mal, se soluciona a flechazos, se soluciona arrojando objetos punzantes, objetos cortantes. Y puede ser, claro, que todo en esta boda vikinga sea inventado, quizás sus formas y sus gestos sean de cartón piedra, pero hay algo en el rojo sobre blanco, en el blanco sobre rojo, en la simple combinación de esos dos colores, en esas manos cruzadas que parecen alas, hay algo que suena a enigma, que suena a posible, y quizás esas manos cruzadas sean una improvisación del momento, quizás su origen sea la belleza plástica y no el sentido, pero quizás sea por ahí, por la belleza del gesto, por lo que este mundo de cartón piedra puede hacernos creer que hay algo más detrás, que hay todo un mundo, que esas rocas falsas son rocas de veras, que esas sociedades apenas esbozadas son sociedades de veras, como si el acierto en el adorno fuese la pista para hacernos imaginar todo lo demás, para hacernos arqueólogos aficionados de un mundo que nunca existió, de un pasado inventado de golpe en un estudio italiano a principios de los sesenta.
(Gli invasori, Mario Bava)

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