domingo, 23 de julio de 2017

un piano es el futuro


Ay, la imagen que pongo no es muy buena, en el cine el color negro brillaba, sí, el color negro era luminoso, eso que veis ahí es la doble tapa de un piano y el hombre cuyo rostro se refleja dos veces es un astronauta del siglo XXII, creo, y va vestido con una combinación de esas que lleva puesta la gente en las fantasías futuristas, y está en una nave espacial brillante y limpia, pero lo bonito del plano es que el piano podría ser del presente, de nuestro presente, pero el doble reflejo y la intensidad con la que brilla el negro lo hacen parecer un objeto aún más futurista que la nave espacial, de pronto ese objeto de nuestro presente se nos vuelve extraño, se nos vuelve como una promesa de futuro venida del pasado, un objeto extraterrestre.

La película es Ikarie XB1 y es una peli checa de los 60 que imagina un viaje espacial dentro de dos siglos y para imaginar ese viaje tiene que imaginar un futuro, tiene que imaginar algo que no conocemos, al mismo tiempo previsible e imprevisible, dentro de dos siglos los humanos seguirán siendo un poco como nosotros pero también serán otro poco diferentes, y no es solo cuestión de naves espaciales, no es solo cuestión de objetos, que también, sino de visión del mundo, ¿qué de nosotros seguirá existiendo dentro de dos siglos? ¿Qué se habrá vuelto anacrónico?
La película responde a esto a cada rato, no para de imaginar respuestas, hay bailes del futuro, comida del futuro, tiempos del futuro (el viaje dura dos años pero en la Tierra habrán pasado quince años y uno de los astronautas no podrá enseñarle a andar a su hija por nacer, pero quizás sí pueda enseñarle a bailar), amores del futuro que se parecen bastante a los amores del presente y todo un humor de la vida cotidiana del futuro.
Y quizás otra de las maneras de imaginar el futuro sea el pensar una película sin protagonistas, sí, en el futuro no hay protagonistas, y tampoco hay héroes ni malos, a todos les toca equivocarse un poco por acá, acertar otro poco por allá y, eso sí, entre todos acabar por acertar, cada cual tiene su pequeña película, su pequeña historia, pero no hay ni maldad ni rivalidad ni liderazgo, no, lo más futurista de la película es cómo se tratan entre ellos, de una manera cálida y tranquila, aun con sus roces, aun con sus locuras, pueden sufrir, pero nunca buscan hacerse sufrir, y en realidad también sabemos qué es eso, ¿no? a menudo lo sabemos, bien vistos somos, podemos ser, tan raros, tan luminosos y futuristas, como un piano negro de doble tapa...
(Ikarie XB1, Jindřich Polák)

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